El robo de bienes culturales afecta tanto a los países desarrollados como en vías de desarrollo. El tráfico ilícito de bienes culturales constituye un delito transnacional que afecta a los países de origen, tránsito y destino. Este fenómeno delictivo se ve propiciado por la demanda de los mercados de arte, la apertura de fronteras, la mejora de los sistemas de transporte y la inestabilidad política de determinados países.