Durante aquella fiesta su marido había estado tan encantador como siempre. Por eso, y a pesar de estar separados, a Kelly le había resultado imposible resistirse a sus encantos... ¡y ahora estaba embarazada!
Kelly no deseaba que Jake volviera a formar parte de su vida; ya les habían concedido el divorcio y no podía confesarle que iba a tener un hijo suyo. Pero Jake estaba empeñado en cuidar de Kelly, aun sin saber que él era el padre. Incluso estaba dispuesto a mudarse a vivir con ella. ¿Podrían salvar su matrimonio antes de que naciera el pequeño?