«No todo se transforma. Hay cosas que desaparecen sin dejar rastros. Cuerpos que se borran para siempre.»
¿Se puede disolver un cuerpo? ¿Es posible reducir un ser humano a la nada? Utilizado en cantidades adecuadas, el ácido sulfúrico logra ese efecto. Cuando el proceso llega a su fin, sólo queda un líquido negruzco, turbio, con una capa superficial que tiene aspecto de costra de carbón.
Una sociedad también se define a sí misma por sus crímenes, por sus formas de matar. Esta es la historia de uno de los homicidios más brutales cometidos en la Argentina.
En diciembre de 1980, con la dictadura aún en su apogeo, el abogado Mariano Márquez decide ejecutar su versión del crimen perfecto. Organiza el secuestro extorsivo de un importante empresario y, para alcanzar la impunidad, imita el terror impuesto por el régimen militar: sin cuerpo no hay delito.
Con un estilo implacable, por momentos irónico y siempre efectivo, Reynaldo Sietecase moldea la realidad para construir una historia perturbadora de final imprevisible, cuya trama seduce desde la primera línea y, como una tela de araña, nos atrapa sutil pero definitivamente.
Reynaldo Sietecase nació en Rosario en 1961. Es poeta, narrador y periodista. Publicó las novelas Un crimen argentino (2002), A cuántos hay que matar (2010) y No pidas nada (2017); el libro de cuentos Pendejos (2007), y ocho libros de poesía, gran parte de la cual fue recopilada en las antologías Nadie es de nadie (2019) y Lengua sucia (2020). No hay tiempo que perder (2011) reúne una selección de sus crónicas. También publicó la investigación periodística Kamikazes. Los mejores peores años de la Argentina (2013) y el ensayo fotográfico Desnudos de vidriera (2017). En 2022 se estrenó la adaptación cinematográfica de Un crimen argentino, dirigida por Lucas Combina y producida por Pampa Films y Warner Bros.