«Francamente, empezar a publicar un periódico científico, literario, lanzando este desprecio contra la más divina de las bellas letras, me parece de un gusto muy discutible y propio solamente de prosadores empedernidos que solo por la bibliografía han podido llegar a saber que ha existido Horacio (...). Llamar ciencia a cualquier tanteo científico prueba que la prosa es un gran medio para hablar sin saber lo que se dice.»
Resulta evidente el profundo malestar de Campoamor. Valera salió en defensa del editor de la revista El Ateneo y mostró su desacuerdo con las afirmaciones de Campoamor:
«Todos tenemos que ser prosistas, aun sin saber lo que somos; pero poetas y metafísicos no es necesario que lo seamos. El prosista, pues, reclama indulgencia; con el poeta y con el metafísico importa la severidad. Nadie les manda filosofar ni poetizar. Casi es desvergüenza gastar este lujo, cuando el que lo gasta no tiene capital para ello. ¿Va comprendiendo el señor Campoamor en qué sentido dice el prospectista, sin desdeñar la poesía? Esta poesía que se allana a no desdeñar es la que sospecha que puede ser de mala ley.»