Anthony de Portnay Smythe era una figura misteriosa. Un caballero de día que robaba secretos para el gobierno de noche.
Cuando Constance encontró a un hombre en su dormitorio en mitad de la noche, su primer instinto fue pedir ayuda, pero algo la detuvo. El ladrón se disculpó y se despidió elegantemente, robándole un beso… Y Constance supo que ésa no sería la última vez que viera a aquel fascinante granuja…