Ella era realmente inocente. Temerosa del matrimonio que le iba a ser impuesto con un hombre conocido por su crueldad, Heloise Bergeron recurrió a la piedad de Charles Fawley, conde de Walton. Él se sentía atraído por la hermana de ella, más joven y hermosa, pero tras su rechazo, aceptó la proposición de Heloise . Al regresar a Inglaterra con su esposa de conveniencia, descubrió que despertaba en él un deseo de lo más inconveniente, sin embargo ella era realmente virginal.