Ahora que Lina ha elegido al demonio, debe enfrentarse a nuevas aventuras y buscar un destino que favorezca a su futuro hijo mestizo.
Mientras tanto William, el cazador infernal que la ama con locura, ya no es el dulce muchacho que solía ser. La contención a la que ha sometido a su parte demoníaca se desboca y así se transforma en algo peligroso e irresistible.
En esta segunda parte de la historia de Lina el fuego de los Infiernos la envuelve en una pasión desenfrenada.