La capital, Chéngdū, presenta un rostro moderno, pero más allá de sus congestionadas carreteras de circunvalación aparece un paisaje tradicional de montañas sagradas envueltas en niebla y campiñas salpicadas de pueblos antiguos y budas esculpidos en paredes rocosas. El centro de Sìchuān es además morada del panda gigante, la cara más conocida de China. El sur, con su velo de historia y una belleza contenida, recibe menos visitantes que el resto de la región.
• Caminar varios días por las montañas sagradas de la Reserva Natural de Yàdīng.
• Charlar con los monjes y monjas de la Academia Budista de las Cinco Ciencias de Larung Gar, en Sèdá.
• Levantarse con el sol por encima de las laderas arboladas de Éméi Shān, un retiro fresco y brumoso.
Incluye: Chéngdū, Dūjiāngyàn, Éméi Shān, Lè Shān, Liǔjiāng, Zìgòng, Yíbīn, Kāngdìng, Sōngpān, Parque nacional de Jiǔzhàigōu, Lángzhōng y Guǎngyuán.