Los restos de la fiesta esta es un poemario de amor y juventud, o sea, de amor a secas, porque el amor, cuando es amor, ocurre en un pueblo con mar y con veinte años, antes de llegar a la treintena tuberculosa, que aboca al suicidio becqueriano. Según con_ esa su yo lírico en uno de los poemas, María Esteban Becedas tiene «veinticientos», con pretensión de juventud arrugada por los muchos desamores, y es estudiante de Salamanca, afincada en Madrid, en plan Josefa de Espronceda. Los restos de la fiesta esta es, por tanto, una sombra de lo que fue y sigue siendo romántico en poesía. Y suma todos los nombres del modernismo. No por casualidad, María se fragmenta «en millones de heterónimos», que fueron los mismos de Pessoa, y es conocida como poeta, no con su nombre de carné de identidad, sino con la firma de Amanda Sorokin, que luce en las portadas de sus libros.