En el último tercio del siglo XIX se enfrentaron por primera vez, muy seriamente, en la cuenca minera de la provincia de Huelva los viejos intereses rurales y agropecuarios, con los nuevos intereses mineros. Huelva hizo las veces de colonia ante las potencias europeas especialmente Inglaterra y Francia que, tras la Segunda Revolución Industrial estaban llevando a cabo su proceso de inversión de capitales en países subdesarrollados. Un sistema de beneficio del mineral de cobre de alguna de estas compañías las calcinaciones al aire libre o teleras, provocó quejas que terminarían en tragedia el 4 de febrero de 1888. Este libro analiza e intenta esclarecer los antecedentes, condicionantes y consecuencias que envolvieron estos acontecimientos.