Edición de Laia Quílez, profesora de la Universitat Rovira y Virgili y Julieta Yelin, doctora en Humanidades con mención en Literatura por la Universidad Nacional de Rosario
Traducción de Joan Rimbau
Escritas durante el destierro que Napoleón Bonaparte impuso a la autora, estas memorias registran con acuidad, ironía y elegancia los vaivenes sociales, políticos y militares de Europa durante el ascenso y apogeo del emperador francés. Diez años de destierro constituye, pues, una confesión íntima, sincera, hiriente e irónica, un retrato pormenorizado y muy personal de personajes, lugares y acontecimientos históricos de primer orden.
Abre el volumen la introducción de las docentes e investigadoras Julieta Yelin y Laia Quílez, quienes firman también la traducción y el minucioso aparato de notas que la acompaña. A modo de apéndice, además, se incluye el retrato literario que hizo de la autora el crítico Sainte-Beuve. Así, la presente edición permite el acercamiento a una autora con la que empezó a gestarse el Romanticismo que, a la postre, había de calar hasta lo más hondo de la cultura occidental.
Madame de Staël (1766-1817), cuyo nombre completo es Anne-Louise Germaine Necker, es un personaje inconmensurable. Hija del financiero Jacques Necker, ministro de Luis XVI, desde muy joven mostró interés por la cultura y siguió a los filósofos franceses. Ya a los veintidós años escribió su primera obra, Lettres sur les ouvrages et le caractère de J.-J. Rousseau. En 1786 contrajo matrimonio con el embajador de Suecia en París, con el que tendría tres hijos, y convirtió su salón en uno de los principales centros literarios y políticos de la capital. Tomó parte activa en la Revolución francesa, apoyando a Talleyrand, pero tras la caída de la monarquía abandonó Francia y se instaló en Suiza. Sus primeros ensayos y su novela Delphine, en la que preconizó la libertad de elección sentimental sobre los convencionalismos sociales, la sitúan en el naciente movimiento romántico. En 1797 regresó a París y se sintió fascinada por la figura de Napoleón Bonaparte. Sin embargo, este se mostró receloso ante una mujer dedicada a la política, que participaba en intrigas palaciegas, de modo que Napoleón le instó a abandonar París. Madame de Staël se instaló en Coppet hasta el final de sus días, desde donde efectuó numerosos viajes a Alemania a visitar a Goethe. También trasladó allí su famoso salón, por donde pasaron las figuras más importantes de su época: Madame Récamier, Benjamin Constant o Mathieu de Montmorency.