¿Deben casarse dos personas con ideas tan distintas sobre el matrimonio? La cabeza de la romántica Eliza le dice que no; el corazón del racional Robert suplica que sí.
¿Cómo no va a ser Eliza una romántica convencida, si vive rodeada de amor? Sus padres se quieren, sus tíos se adoran y sus hermanos y primos se han casado todos por amor. Y ella quiere también a su príncipe azul, alguien que pueda ver en ella más allá de su extrema timidez y le robe el corazón.
Lord Robert Wright, heredero del marquesado de Seanhall, tiene que casarse y lo hará como lo afronta todo en su ordenada vida: con raciocinio. Aunque es un caballero serio, práctico y sin paciencia para el cortejo, cuenta con su título y fortuna, factores suficientes para granjearse a la esposa que su posición le exige. Y tras leer el libro de las familias más nobles de Inglaterra, la elegida ha sido lady Eliza Illingsowrth. Ahora solo tiene que pedir su mano a los marqueses de Woodward y concertar la fecha de la boda, porque así es como la gente civilizada se casa ahora que la Reina Victoria está en el trono y las extravagancias del rey Jorge han quedado atrás.
Pero va a descubrir que la familia de Eliza dista mucho de lo que un británico de bien consideraría «civilizado». ¿Debería desistir y cambiar de idea? ¿Qué clase de marqués será si acepta a alguien inferior a lo que su casa merece?
Ruth M. Lerga nació en Sagunto.... no hace tanto tiempo. Lectora voraz, pasión inculcada por su madre, comenzó a inventar historias siendo una niña, pero no se animó a escribirlas hasta que una larga convalecencia la obligó a permanecer quieta durante más de dos años.
Comoresultado de aquel período surgió la serie de Una noche en Almack's, cuya primera novela, Cuando el corazón perdona, fue galardonada con el Premio Vergara.
Disfruta escribiendo Regencia, como demuestra en su última saga, Los Knightley, pero también contemporánea, ya sea ambientada en España, con la serie Enredos con la ley, o en otros países cuando se esconde tras el seudónimo de Brandy Manhattan.
Cuando no está escribiendo o leyendo intenta jugar al ajedrez, hacer fotografía o montar a caballo...... hasta que una hora después regresa a por más letras, necesitada de nuevas historias. Solo la separa del teclado su otra gran pasión: sus sobrinas.