Pero una noche, por estar en el momento y lugar equivocado, Lina se cruza con un hombre misterioso que resulta ser un demonio: Máximus. Así, la sencilla y asmática muchacha de Whitehorse se vuelve la pieza fundamental de la competencia más antigua entre Cielos e Infiernos.
Todo ha funcionado bien desde que se inició la Gran Competencia, aquella que mantiene el equilibrio entre los reinos, hasta que la mujer elegida no es otra que Angelina.
¿Qué elegirá Lina al final? ¿Cumplir como siempre con el mandato correcto pero impuesto o ser fiel a ella misma y a sus más profundos deseos? Este es el primer paso de una historia que confirma que el camino al Infierno está plagado de buenas intenciones.