Haciéndonos cargo de este poder, hemos partido del concepto de soberanía alimentaria para llevarlo hacia el consumo de imágenes: si la soberanía alimentaria consiste en el derecho a decidir cómo nos alimentamos, la soberanía visual consiste en el derecho a decidir nuestro propio sistema de consumo de productos visuales.
A partir de los conceptos de consciencia, autogestión y autocuidado visual, así como lo que hemos denominado «semiótica interseccional», atendiendo de manera explícita a los ejes de género, raza y clase, este libro constituye una guía para aprender a autogestionar las imágenes que consumimos, en definitiva, para que seamos nosotras las que decidamos sobre las imágenes y que no sean ellas las que decidan por nosotras.