El entonces presidente catalán atribuyó la acción del ministerio fiscal a una «jugada indigna» del PSOE, que gobernaba entonces en España, tal como clamó Pujol ante una masiva manifestación de apoyo incondicional organizada de forma no muy espontánea. Sin embargo, Pere Ríos sostiene en este libro que, pese a sus reiteradas declaraciones en contra, Pujol y sus allegados sí se enriquecieron con Banca Catalana. Y que, de hecho, es ahí, con ese banco supuestamente creado para «hacer país», donde se comienza a forjar el patrimonio de los Pujol, es decir, cuando arranca esa historia que tuvo un punto y aparte explosivo el 25 de julio de 2014, el día que Jordi Pujol confesó una supuesta herencia de su padre que mantuvo oculta durante más de tres décadas a la Hacienda española.