Diana López Zuleta tenía diez años cuando mataron a su padre. Creció sin él y con el dolor de ver la impunidad que rodeaba su crimen. Estudió periodismo impulsada por la idea de investigar el homicidio y conseguir que el autor intelectual fuera juzgado y condenado. Dieciséis años después del asesinato, la Fiscalía se apropió del caso e incluyó la investigación de la periodista. Lo que no borró el desierto reconstruye la historia del concejal, su homicidio y el de otras víctimas. Su propia hija contribuyó al esclarecimiento de la muerte, por lo que recibió amenazas contra su vida y seguimientos, y fue la única de la familia que enfrentó a Gómez en el juicio. El político fue condenado con la pena más alta que se la ha impuesto a un funcionario público en Colombia.