Lorca escribe Bodas de sangre a finales del verano de 1932 en la casa familiar de la Huerta de San Vicente en las afueras de Granada. En la obra los fugitivos huyen después de la boda, no antes, impelidos por maldiciones de casta y fuerzas telúricas más fuertes que ellos, presos de un deseo que se convierte en fatum. Quien venga el honor familiar es el Novio mismo, con cuchillo en lugar de pistola, y tanto el Novio como Leonardo, casado con una prima de la Novia –el único personaje que tiene un nombre propio en Bodas de sangre–, perecen en la reyerta, consumando un destino que estaba previsto. Lorca añade, además, a un personaje fundamental: la Madre.
Bodas de sangre ha tenido los más variados montajes, ha dado origen a obras tan interesantes y tan logradas como la adaptación cinematográfica de Carlos Saura en 1981. Quizá hoy Bodas de sangre sea la obra de teatro español que más ha llegado a los platós y a las tablas.