Abelardo Díaz Alfaro utiliza una prosa bellísima, evocando la cultura campesina puertorriqueña y que se siente como si estuviese pintando el paisaje con palabras. En el mismo hay historias que dejan claro que son vivencias del mismo Alfaro. La forma en que organizó las historias es excelente, comenzando con la del Josco, una narración simple pero efectiva, de la pelea entre el toro de la isla y un toro americano que lo reta en posición de padrote. Alfaro usa ambos toros y los personajes que los rodean como símbolos que expresan su desasosiego sobre la descarga americana en la isla, por eso dice mucho al final de la historia, el Josco prefiere sacrificarse él mismo antes de ser dominado por el yugo. Las implicaciones de este final se hacen claras y sin duda muchos de los campesinos de la época se debieron sentir igual.
En "El Fruto", es la historia de un campesino llamado Tello y su esposa que pierden su más reciente hijo a causa del hambre, y al final el protagonista no puede más y se quita la vida dejando atrás una familia y un sinnúmero de preguntas que dejan volar la imaginación. Esta historia muestra una tragedia domestica que toca de manera muy cruda la mortalidad, la frustración, el deber de criar y el linaje familiar.
"Bagazo" es la historia de un hombre considerado ya obsoleto por el mayordomo de una central azucarera y por consecuencia es exiliado del trabajo. A pesar que todavía tiene la fuerza para trabajar es considerado "Viejo". Con una familia que mantener, las penas lo hunden en el alcohol y lo lleva a un final trágico. Esta historia tiene muchas similaridades con "El Fruto" y la narrativa constantemente evoca la central como un gran monstruo devorador, que en sus entrañas hierve sangre y sus restos son Bagazo.
En "El Gesto de la Abuela", vemos a una mujer tomar acción cuando unos americanos quieren comprarle la finca por una gran suma de dinero y ella se niega. Esta historia habla del sentido patriótico, no importa cuánto dinero te den, la patria no se vende. Incluso viviendo bajo las mismas condiciones de los otros campesinos, ella decide quedarse. Cómo ella misma dice al final: "Yo no vendo un pedazo de mi patria".
Las Tres Historias de Peyo Mercé son graciosísimas, nos daremos cuenta que este personaje va a ser de las suyas con su inteligencia y maña. Abelardo Díaz Alfaro logra crear magia con estas historias, aquí la vida laboriosa del campesino cobra vida y se convierte en leyenda.
Abelardo Milton Díaz Alfaro; (24 de julio de 1916–Caguas, Puerto Rico – 22 de julio de 1999–Guaynabo, Puerto Rico) Narrador y educador recordado especialmente por sus relatos y estampas costumbristas, en los que retrató magistralmente la idiosincrasia del pueblo puertorriqueño.
En la Escuela Superior de Ponce estudió pintura con Miguel Pou. Su carrera académica discurrió entre un bachillerato en artes en el Instituto Politécnico, en San Germán, hasta la maestría en trabajo social (con especialización en psicología) en la Universidad de Puerto Rico.
Su experiencia como trabajador social en las zonas rurales le sirvió para relacionarse con los campesinos, que a la larga serían las figuras fundamentales de su obra. Se desempeñó, además, como supervisor de leyes laborales en el Departamento del Trabajo. Más tarde trabajó en la WIPR Radio, emisora gubernamental para la que escribió los programas sobre el tipo rural Teyo Gracia y la serie titulada "Retablos del Solar", conjunto de estampas pintorescas sobre la vida rural y urbana del país.
Sus relatos y cuadros pasaron finalmente a formar parte de su famosa recopilación de cuentos Terrazo (1947) y de su libro de estampas Mi isla soñada (1967). Después de producir esas obras maestras, continuó escribiendo sobre diversos temas y publicando sus artículos en revistas y periódicos como Alma Latina, Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, Asomante, El Mundo o La Democracia de Nueva York.
La notoriedad de los símbolos e imágenes creados por Díaz Alfaro en sus libros y programas de radio fueron de tal magnitud que cruzaron los mares para difundirse por otros países. Su obra ha sido traducida a múltiples idiomas: inglés, polaco, ruso, alemán, francés, italiano, portugués y checo, así como al sistema Braille en Estados Unidos. Personajes como El Josco, Teyo Gracia y Peyo Mercé, magistrales retratos de la idiosincrasia del pueblo puertorriqueño, calaron hondamente en la sensibilidad popular.