En estas dos novelas se revelan las aventuras amorosas llenas de acción y pasión de los personajes Eduardo de Tapia y Miguel de Lasvosal, el primero, novelista enamorado y explotado por sus numerosas aventuras, y el segundo romántico salvaje y melancólico, se vuelve ermitaño tras descubrir que el amor no es sólo un asunto de pasiones, sino de reencarnaciones y vidas futuras. En estas dos novelas se resaltan los conflictos de la sensualidad torcida, contra la virtud, el honor y la poesía.
En el capítulo XVIII de La Leyenda de los Veinte Años, nuestros protagonistas Eduardo y Elvira mencionan una obra llamada El Heliotropo, narración corta pero muy emotiva y sentimental la cual nos conduce a un viaje a nuestros sentimientos más profundos. El corazón, ¿será como la flor de Heliotropo?… De ángel tenía la sonrisa hermosa y de tierna paloma el corazón...
Como un regalo especial para ustedes, hemos incluido estas tres magníficas obras en una nueva edición.
Alejandro Tapia y Rivera nació un 12 de noviembre de 1826 en la casa de San Francisco de la ciudad de San Juan. Sus padres eran Alejandro de Tapia, Capitán del primer batallón del Regimiento de Infantería de Granada Expedicionario en España y Doña Catalina de Rivera, natural de Arecibo, Puerto Rico.
Estudió los grados primarios en San Juan y fue discípulo del Maestro Rafael. Ejerció un puesto en Hacienda y a raíz de un duelo con un oficial de artillería fue deportado a España. En Madrid (1850 — 52), completó sus estudios literarios y se unió a la Sociedad Recolectora de Documentos Históricos, Relativos a Puerto Rico, que había sido fundada por otros eminentes compatriotas.
Por su obra literaria, se le considera el padre de la literatura puertorriqueña ya que a excepción de la poesía y el cuento fue el iniciador de los demás géneros en la isla, si se tiene en cuenta la cantidad y calidad de su producción.