Intentar acercarnos a la cultura celta nos lleva inmediatamente a ingresar en un mundo mágico. Este oráculo es una forma de integrar sus arquetipos y símbolos para conocer su asombrosa sabiduría y poder conocer los misterios de nuestro destino. Como todos los oráculos, se puede utilizar en diversas situaciones: para inspirarnos frente a algún problema que nos supera, para tratar de dilucidar cuál es la mejor forma de conducirnos ante una determinada situación, como guía o como consuelo. Las runas y el I Ching funcionan como un oráculo, donde siempre está implícito el mensaje individual de los dioses al consultante. En el Tarot hay un intermediario, el tarotista, y no hay mensaje divino. Todo oráculo, desde el principio de los tiempos, lleva incorporadas las palabras de Apolo a Sócrates: “Conócete a ti mismo”. Y no hay mejor manera de hacerlo que lúdicamente, con la ayuda de las hadas, los duendes y los héroes, que según la creencia celta son inmortales y hoy forman el pueblo mágico que vive aún bajo las colinas de Irlanda.