Para evitar la cautividad cultural, los fundamentos de la educacion cristiana deben ser repensados por cada generacion. De no hacerlo, dice el autor, los educadores cristianos «corren el riesgo de perpetuar ideas y practicas anticuadas, ajenas al evangelio».
«Al explorar con criterio los diversos fundamentos que han predominado y predominan en el pensamiento evangelico», continua el autor, «los educadores pueden enfrentar mejor las necesidades de hoy y los retos del futuro». En Cuestiones fundamentales de la educacion cristiana, el autor mismo se entrega a este proceso de evaluacion critica, con importantes resultados.
El autor llama a los educadores evangelicos a «reafirmar las verdades biblicas», que constituyen la «autoridad esencial para nuestra teoria y practica», y a «incorporar las verdades de otras disciplinas», proceso que tiene que estar «sujeto a la continua autoridad de la Palabra de Dios».