Con los talibanes tomando el control de todo Afganistán, las represalias generalizadas y la dura represión de mujeres y niñas son una certeza, al igual que los flujos masivos de refugiados.
Los talibanes se regocijan. Aceptaron la noticia haciendo estallar ráfagas de ametralladoras. Su portavoz Zabihullah Mujahid dice en una conferencia de prensa. "El Emirato Islámico es una nación libre y soberana. La derrota de Estados Unidos representa una gran lección para todos los demás invasores y para nuestras generaciones futuras, así como para el mundo entero".
De hecho, la debilidad, casi la cobardía de quienes fueron considerados los guardianes del mundo, no ha escapado a las demás potencias internacionales, que desde hace mucho tiempo aspiran a socavar el dominio de EE.UU. y la OTAN sobre el planeta. Ciertamente Rusia y China estuvieron entre los primeros en regocijarse.
El presidente ruso, Vladimir Putin, envuelto en una crisis aparentemente relacionada con la posible adhesión de Ucrania a la OTAN, voló a Beijing para reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping.
El 4 de febrero de 2022, Putin participó en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno. Pero, ¿qué iba a hacer allí, dado que Rusia estaba excluida de estos juegos? Evidentemente, el propósito era reunirse con el presidente chino Xi. Seguramente los dos habrán brindado por el movimiento erróneo más trágico que Biden podría hacer.
Tras la reunión, Putin habló de "relaciones sin precedentes", y Xi añadió: "Estamos trabajando para lograr un verdadero multilateralismo".
De hecho, la reunión produjo una larga declaración de 99 párrafos sobre posiciones compartidas sobre varios temas globales. Los dos firmantes han querido demostrar que el acuerdo entre Pekín y Moscú "no tiene límites" y "no conoce zonas prohibidas".
En otras palabras, el acuerdo puede expandirse aún más en los campos militar y tecnológico, donde los dos gobiernos colaboran intensamente desde hace algunos años, así como en sus respectivos objetivos de expansión territorial.
En cuanto al fondo, el acuerdo toca un punto crucial: la cuestión de Taiwán. Rusia reitera que considera a Taiwán como una "parte inalienable" de China y se opone a la independencia de la isla. La cuestión ucraniana no se menciona, probablemente para no comprometer a China en un conflicto en curso, pero el acuerdo tácito de caballeros es evidente.
Comentarios como "Si la crisis de Ucrania se convierte en una guerra, esto abriría una oportunidad histórica para que China resuelva el juego con Taiwán" aparecieron en las redes sociales en idioma chino. Estos mensajes no están censurados, señal de que quieren ser difundidos.
Entonces, Ucrania, luego Taiwán. Este libro plantea la pregunta de cuáles serán los próximos objetivos.
Bruno Del Medico, bloguero, escritor, editor, especializado en la difusión de temas relacionados con la actualidad social y las nuevas fronteras de la ciencia. Es autor de numerosos libros sobre la reciente pandemia y de ensayos sobre física cuántica y metafísica.