Si quieres cambiar el mundo, comienza por tender tu cama.
Si tiendes tu cama al despertar, habrás cumplido con tu primera tarea. Tendrás una sensación de orgullo y te alentará a cumplir un objetivo más, después otro y otro. Esa pequeña labor se convertirá en muchas metas cumplidas.
El autor, quien se sobrepuso a difíciles retos y se recuperó de un grave accidente de paracaídas, nos cuenta las profundas lecciones de vida —valorar la compañía, aceptar que el mundo no es justo, afrontar el fracaso, no darse por vencido y tender la cama— que aprendió durante uno de los entrenamientos físicos más desafiantes del mundo.
¡Los logros más trascendentes están hechos de pequeños pasos!