Sus historias suceden, de alguna manera, en el infierno de nosotros mismos. Sus protagonistas son nuestros demonios y condenados: fantasías y existencias prohibidas que confinamos en el subconsciente durante un amanecer lejano al despertar de una poderosa pesadilla, allá, en el alba de nuestra adolescencia; comportamientos que repugnaron a nuestra moral más despiadada; silencios a la muerte; miedo a los dedos que tocan nuestra piel dormida desde el más allá.