Stephen Hawking ocupó la cátedra Lucasiana de Matemáticas que en otro tiempo ostentó Newton en la Universidad de Cambridge. Reconocido universalmente como uno de los más grandes físicos teóricos del mundo, el profesor Hawking escribió, pese a sus enormes limitaciones físicas, docenas de artículos que suponen en conjunto una aportación a la ciencia que aún no somos capaces de evaluar adecuadamente. A sus primeras obras de divulgación, Historia del tiempo. Del Big bang a los agujeros negros (Crítica, 1988) y El universo en una cáscara de nuez (Crítica, 2002), se le suman Brevísima historia del tiempo (Crítica, 2005) y El gran diseño (Crítica, 2010) – escritas con Leonard Mlodinow–, las antologías A hombros de gigantes (Crítica, 2003), la edición ilustrada de esta última obra (Crítica, 2004), Dios creó los números (Crítica, 2006), Los sueños de los que está hecha la materia (Crítica, 2011), Breve historia de mi vida (Crítica, 2014) y las conferencias emitidas en la BBC, recopiladas en Agujeros negros (Crítica, 2017).