Pero ¿y si el príncipe ni es príncipe ni es azul? ¿Y si no tiene blanco corcel ni castillo maravilloso? ¿Y si tiene un sentido del humor inexistente y un genio de mil demonios? ¿Y si viste vaqueros en vez de brillante armadura y sus huestes no son más que un ejército de zapatos? ¿Puede un simple zapatero ser el príncipe encantado que toda princesa busca?
¿Y si la princesa no es delicada? ¿Y si en lugar de tímida y recatada es arisca y asocial? ¿Y si no sabe entonar dulces canciones de amor, pero se le da de maravilla pelear? ¿Y si en vez de bordar hermosos tapices, su trabajo consiste en vender juguetes eróticos?
¿Puede esta insólita mujer ser la princesa que enamore al príncipe azul... aunque dicho príncipe sea, en realidad, un zapatero enfurruñado?
¿Puede el amor surgir en las clases de jiu-jitsu de un gimnasio de barrio? ¿Por qué no?