En el siglo XVI, el zar Iván IV llega al poder y se casa con Anastasia Romanovna. Pronto descubre que la Corte está llena de conspiradores que quieren acaparar el poder y que pueden asesinarle.
Originalmente, Eisenstein planeó una colosal trilogía sobre la figura de Iván el Terrible, el primer zar de todas las Rusias. Sin embargo, el cineasta murió en 1948, tras haber terminado sólo las dos primeras partes y haber enfurecido al mismísimo Stalin, que no quedó nada satisfecho con la segunda entrega (incluso fue una suerte que no hiciera destruir la película).
Rodada en plena II Guerra Mundial, fue la película más ambiciosa de su magistral director y la que rodó en peores condiciones, con Moscú prácticamente sitiada por los nazis. Quizás por ello, Eisenstein se encariñó tanto con la figura del zar que terminó presentándolo como un santo, salvador de su país, dejando de lado su aspecto más oscuro y cruel. Con todo, la cinta se beneficia del trabajo del director, de una soberbia banda sonora, compuesta por Sergei Prokofiev y de la gran interpretación de Nikolai Cherkasov en el rol protagonista.