Noruega, década de 1860. En el lavadero de su casa, involuntariamente, Dina causa un horroroso accidente y, de un solo golpe, pierde a su madre y el amor de su padre. Abrumado por la pena, el padre de Dina no puede ni mirar a su pequeña y se separa de ella dejándola al cuidado de sus sirvientes. Pronto la niña se vuelve ingobernable, una criatura salvaje poco dispuesta a hablar e incapaz de leer.