William Friedkin dirige una de las películas más terroríficas de la historia. Una dulce niña de 12 años comienza a manifestar rasgos y voces ajenas, y los médicos se ven incapaces de tratarla. A medida que las muertes se suceden, la madre de la niña se da cuenta de que su hija ha sido poseída por el demonio: su única esperanza son dos sacerdotes y un antiguo rito de exorcismo demoníaco.