Varios famosos científicos británicos han sido secuestrados sólo para reaparecer pocos días después. Desgraciadamente, sus cerebros han sido lavados, por lo que no recuerdan nada de sus investigaciones. Los británicos encargan el caso a su agente, Harry Palmer. Palmer ve extraño que a un hombre con sus antecedentes se le encargue una misión como ésta, hasta que llega a la conclusión de que ha sido así porque él es prescindible.
Primera de las cinco aventuras cinematográficas del agente secreto Harry Palmer, un personaje creado por el escritor inglés Len Deighton y visto como una respuesta realista y desencantada a las aventuras de su compatriota, James Bond. El personaje que interpreta Michael Caine tiene acento de clase baja, viste mal, lleva toscas gafas de pasta y, por encima de todo, odia su trabajo de espía, o sea, es la perfecta antítesis de Sean Connery. Curiosamente, ambos personajes tienen en común el que sus películas fueron producidas por el mismo hombre: el canadiense Harry Saltzman.