La mayoría de las personas están moldeadas por acontecimientos pasados, pero hay algunas que moldean su personalidad por sí mismas. Yo soy uno de esos individuos. Vivo en el presente y no llevo ningún equipaje de mi pasado. Por eso, para conocerme, hay que conocerme en mi presente. Para mí el pasado no existe; es fugaz, es tan permanente como tu último aliento. La expresión de mí mismo no está limitada por ninguna religión, casta o ideología en particular. Como también lo indica mi nombre, toda mi empresa personal, social y espiritual gira en torno a la única gran Verdad. Me renuevo para siempre y trato de enseñar a través de mis acciones. Me esfuerzo por estar a la altura del lema de que mi vida es mi mensaje. Como la mayoría de nosotros, he estudiado ciencias físicas y tengo la exposición habitual a la educación superior moderna. Pero no siento la necesidad de sacar mucho provecho de ese recurso, y por eso no me parece relevante para lo que me constituye como individuo, como formador espiritual. Mi conocimiento de Yoga y meditación es más intuitivo que el adquirido en las Escrituras o académicamente. Por supuesto, el Yoga es una rama del conocimiento bien establecida con textos clave definidos.