Los trastornos que afectan la salud mental de la población mundial han sido tema de actualidad en los medios diarios y en la literatura científica, pues ya son considerados por muchos como el mal del siglo. Los trastornos depresivos, los trastornos de ansiedad y pánico, los trastornos alimentarios y sus consecuencias, exigen una atención directa por las gravísimas consecuencias, tanto para la salud y el bienestar de los pacientes y sus familias, como para las organizaciones empresariales debido al creciente ausentismo y presentismo. Eso ya supone unos costes directos de 4,7 billones de dólares al año (2021). Los pacientes con estos trastornos no hablan de ellos con facilidad, ya que además de ser estigmatizantes, muchas veces no sienten el coraje, la energía o la voluntad de actuar o escapar de la situación en la que se encuentran, y mucho menos durante las crisis más graves cuando no lo hacen. esperar a que se concierte una cita y recurrir a la automutilación o suicidarse. Entre los jóvenes de 15 a 29 años, el suicidio fue la segunda causa de muerte en 2019, según datos de la OMS. Faltan propuestas preventivas, ya que estos trastornos también se alimentan de la falta de acceso a la atención sanitaria y de mecanismos de seguimiento y actuación en tiempo real. Utilizando herramientas matemáticas e informáticas de última generación, desarrollamos una potente plataforma de mediación entre los pacientes y el sistema sanitario, sin invertir en hardware dedicado, sino utilizando el teléfono inteligente que ya está en manos de casi todas las personas en el mundo.
EGO, una solución que conecta al paciente (APP) con el sistema sanitario (Dashboard), no está pensada para diagnosticar trastornos mentales, pero tiene la posibilidad de monitorizar al paciente, ya que captura emociones en tiempo real y las sitúa en directo. contacto con profesionales de la salud o centros de apoyo, como veteranos, alcohólicos, drogadictos e innumerables canales de servicios sociales. Además, nos encargamos de preparar el EGO para recibir nuevas funcionalidades y sensores de medición de signos vitales, a medida que la industria de telefonía celular los implementa en nuevas versiones. A través de la aplicación, además de capturar las emociones en selfies fotográficos, también se escanean y tratan mediante algoritmos matemáticos, lo que abre la posibilidad de lanzar otras versiones de EGO, por ejemplo, para detectar signos de miedo, simultáneamente con la identificación. de evidencia de agresión física, para ayudar a las víctimas de abuso en tiempo real.