QuartzDuck comienza con una imagen sencilla: una placa cristalina suspendida en el aire, salpicada de rubíes, zafiros y citrinos inquietos que zumban como luciérnagas asustadas. Un toque silencia una gema; una presión firme con el dedo acalla por completo su vibración, permitiéndote deslizar la piedra por la superficie resbaladiza hacia una pequeña zona objetivo brillante. Lanza la gema, gana diez monedas brillantes, siente una suave vibración en el mando; entonces, el objetivo cambia, otro temblor recorre el tablero y la danza incesante comienza de nuevo.
Cada sesión comienza con tres corazones brillando bajo tu saldo de monedas. Cada piedra que se resbala del borde o choca con el acabado mientras aún tiembla cuesta un corazón y sacude la pantalla, recordándote que el tablero sigue vivo bajo tu toque. Encadena diez lanzamientos perfectos sin un error y un corazón regresa, pero nunca más allá del trío original. A medida que tu puntuación sube, el panel tiembla con más frecuencia, el disco de objetivo se aleja más entre las esquinas y los espacios tranquilos en los que antes confiabas se acortan cada vez más.
Nada interrumpe el ritmo: sin anuncios, sin potenciadores, sin tienda más allá de un simple contador de monedas que existe únicamente para pagar la cuota de entrada de 50 monedas por cada nueva ronda. Si ese total baja de 100, QuartzDuck añade una pequeña bonificación a tu saldo para que puedas seguir jugando. Un sencillo panel de ajustes te permite activar y desactivar el sonido, la vibración y la música de fondo; una única notificación de suscripción aparece después de la política de privacidad, ofreciendo recordatorios sutiles solo una vez al día.
Las sesiones duran lo que te mantengas concentrado. Algunas terminan en segundos —un pequeño empujón, un temblor repentino— y otras se prolongan en minutos rítmicos y meditativos donde cada deslizamiento impecable se siente como el rocío en equilibrio sobre una pluma. Ya sea que estés haciendo cola para aprovechar un minuto libre o preparándote para alcanzar tu mejor marca personal en una tarde tranquila, QuartzDuck te ofrece una prueba pura de reflejos tranquilos: solo tú, un vibrante campo de color y el satisfactorio silencio que sigue a cada piedra perfectamente guiada.