La felicidad es a la vez esquiva y deseada. Quizás creas que esto sólo será posible después de alcanzar hitos específicos en la vida, como conseguir tu trabajo ideal, encontrar la pareja perfecta, acumular mayores recursos económicos o ampliar tu círculo social.
Es posible que se encuentre en un estado de estancamiento, anticipando ansiosamente un cambio en sus condiciones ambientales, bajo el supuesto de que la felicidad eventualmente se manifestaría.
O intente aliviar su infelicidad adoptando hábitos que, en última instancia, no le brindan satisfacción, como darse atracones excesivos, compras compulsivas o exceso de trabajo persistente.
Sin embargo, la felicidad no depende de estas circunstancias externas. Para pasar por esta experiencia, es imperativo que asumas la responsabilidad de tu propia vida y te dirijas activamente hacia ella.
Para lograrlo, puedes establecer cuatro pilares fundamentales en tu vida. Aunque todavía encontrarás sufrimiento y dificultades, tu placer permanecerá sin cambios mientras tus principios fundamentales estén firmemente establecidos, incluso frente a los obstáculos.