Quien practica alguna forma de meditación todos los días, ve como, poco a poco, su relación con su cuerpo va mejorando. Por supuesto, es necesario ser paciente y no esperar que un dolor de espalda o la presión arterial alta se reviertan tras unos pocos días de meditación. Los beneficios de esta práctica son muy reales, pero no son inmediatos. La clave está en la constancia y la paciencia. La meditación es, al fin y al cabo, una herramienta para transitar por el camino del auto-descubrimiento. Y si sirve para contrarrestar los efectos negativos de las tensiones del mundo moderno, es porque justamente es un método de introspección y conexión con nuestro verdadero Ser.