A la deriva es la aventura de Jean Folantin, un "Ulises de las tabernas", en palabras de Maupassant, abocado a deambular aburrido por el París decadente de fin de siglo, donde no encuentra "más que mujerzuelas, bobos y maliciosos, carne de mala calidad y vino peleón", como escribió su contemporáneo Remy de Gourmont. Esta obra secreta de Huysmans prefigura el absurdo de la literatura del siglo XX, como supieron ver dos de sus más ilustres discípulos, Paul Valéry y Georges Perec. Su fórmula: toques de spleen baudeleriano, una buena colección de imágenes grotescas, humor, pesimismo y un desasosiego absolutamente moderno.