Junto con dichos
ensayos, corregidos y ampliados con gran detalle y reflexión, se
incluyen dos apéndices de primordial importancia: "Reportajes
estadounidenses de la Revolución mexicana. Filmografía 1911-1921" e
"Índice de películas estadounidenses de ficción de la Revolución mexicana:
1911-1921". Ambos listados son muy completos, en
especial el correspondiente a los 57 documentales norteamericanos.
Los cuatro capítulos en que está dividido el libro se complementan e
intersectan en una variedad de planos, y evidencian la importancia que la
Revolución mexicana tuvo en el desarrollo de la industria cinematográfica
estadounidense, en particular en la evolución de los noticieros
cinematográficos y los reportajes, antes del inicio de la guerra en Europa.
También dejan en claro lo cerca que estuvo
México, más allá de la responsabilidad y la voluntad de su pueblo, de tener que
hacer frente a una guerra generalizada con Estados Unidos. En efecto, la visión
de la “frontera” que testimonian los materiales fílmicos del caso –en
especial, los documentales- evidencian que en la
segunda década del siglo XX Estados Unidos aún no había renunciado a la
tentación de emprender una nueva guerra de expansión y conquista a costa de
México.
La obra que el lector tiene en sus manos
se presta a una doble lectura: una literaria y otra iconográfica. En efecto,
las imágenes que ésta contiene, fruto de una minuciosa investigación en
revistas especializadas en cine como The
Moving Picture World, son abundantes y muy pertinentes a la temática que se
aborda en cada capítulo.
En fin, la lectura de este libro enriquece
el conocimiento histórico que los mexicanos tenemos de nosotros mismos, así sea
a través de la visión distorsionada de nuestros vecinos del norte.
En este libro Juan Felipe Leal y Aleksandra Jablonska se ocupan tanto de los documentales como de las películas de ficción de la Revolución mexicana que produjeron empresas estadounidenses entre 1911 y 1921. En razón de su carácter profundamente racista sobre la pretendida superioridad anglosajona de los norteamericanos y la supuesta inferioridad intrínseca de los mexicanos, sólo unas pocas de estas cintas se exhibieron en México. Pero eso nunca importó a las casas productoras estadounidenses, pues sus realizaciones estaban destinadas al mercado de su propio país y perseguían el propósito de renovar la identidad nacional anglosajona frente a elementos que consideraban disolventes —como la masiva inmigración proveniente de Europa central y del sur— y de reforzarla ante el eventual involucramiento de Estados Unidos en el conflicto bélico que se anticipaba en el Viejo Continente.
El texto de Leal y Jablonska llega hasta 1921 —cuando se afianzan los caudillos militares sonorenses en el poder— pero los estereotipos de los unos y de los otros que la industria cinematográfica estadounidense generó en esos años perviven en nuestros días en el cine de Hollywood, a pesar de los enormes cambios que se han registrado desde entonces tanto en México como en Estados Unidos.