George Easton, hijo ilegítimo de un duque, estaba acostumbrado al riesgo y a los escándalos; pero Honor y él habían puesto en marcha un juego de seducción que ponía en peligro su reputación y su corazón, respectivamente. Y, cuando el deseo hizo acto de presencia, amenazando con cambiar las normas de su juego secreto, se dieron cuenta de que las apuestas podían ser demasiado altas. Incluso para un jugador de mala fama y una debutante tan decidida como rebelde.