En los momentos más oscuros de desánimo, frustración, depresión o derrota, la promesa de la segunda venida de Jesús ha iluminado el día, alejado los nubarrones y brindado ánimo al espíritu. El cielo. ¿Cómo será? Las palabras no son adecuadas para describirlo, pero las Santas Escrituras nos brindan vislumbres del futuro glorioso. Allí todo será armonía, paz, amor y unidad. Todo será pureza, santidad y bendición. Se habrán alejado la pena, el llanto y el dolor. Y lo mejor de todo será que ya no habrá muerte. Que a medida que usted presienta lo maravillosa y real que es la vida futura, al mismo tiempo pueda proponerse estar entre los ciudadanos del cielo.