La vorágine
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[…] Vivo en las ciudades como imperativo de supervivencia pero viajo constantemente a los grandes espacios abiertos, como las montañas, el llano y sobre todo la selva. Allí he seguido los pasos de José Eustasio Rivera, que fue enviado en una comisión de límites con Venezuela, y en cada uno de los sitios que se sabe por la historia que él visitó o que nombra en La vorágine con nombre propio o inventado, he repetido, casi como un poseído, los párrafos ardientes de la ardorosa novela.
[…] Las dos novelas más importantes de la literatura colombiana, hasta la aparición de Cien Años de Soledad del premio Nobel Gabriel García Márquez, fueron María de Jorge Isaacs, novela romántica y La vorágine, de José Eustasio Rivera. […] Ésta se erige como la más importante obra literaria sobre la selva amazónica y es a la vez narración, poesía y denuncia descarnada; reúne, pues, valores literarios y sociológicos.
Con los nuevos tiempos que vivimos y con los cambios dramáticos que el accionar humano ha producido sobre el planeta, La vorágine, de por sí obra maestra, cobra renovada vigencia. En la medida en que el planeta fije su mirada ansiosa sobre la selva amazónica como fábrica de agua y como purificadora y productora del aire que respiramos, en esa misma medida La vorágine, adquiere mayor importancia para la humanidad. Entonces se podrá estudiar desde tres puntos de vista diferentes: el literario, el sociológico y el ecológico.
A la selva (y a La vorágine) le debo en buena parte la profunda alegría de mi nómada vivir sobre el planeta.
Andrés Hurtado García
(fragmento de la presentación del libro)
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José Eustasio Rivera nació en Neiva, Colombia, el 19 de febrero de 1888, hijo de Eustasio Rivera y Catalina Salas, y quinto de once que tuvo la pareja. Al cumplir dos años, su familia se trasladó a Aguascalientes y más tarde a San Mateo, Huila. Ahí empezaron sus primeros estudios, por cuenta de su madre.
A los siete años fue enviado al colegio para continuar su educación, donde también conoció a sus mayores influencias literarias, José Zorrilla, Gaspar Núñez de Arce, José de Espronceda y Juan de Dios Peza, entre otros. Luego de ser expulsado de varios colegios por su indisciplina, en 1906 fue becado en la Escuela Normal Superior de Bogotá, donde empezó a revelar sus talentos poéticos.
Más adelante estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Bogotá. Simultáneamente a los inicios de su obra literaria, intentó empezar una infructuosa carrera política. En su trabajo como abogado conoció a José Nieto, un llanero que lo contrató para trabajar en unos litigios en los llanos orientales. En el viaje contrajo paludismo y se vio obligado a regresar a Bogotá.
En 1921 publicó Tierra de promisión, en medio de un contexto literario en el que conoció a múltiples personalidades de las letras colombianas. Tras la publicación de un poemario empezó a gozar de renombre en América Latina. En él se notan sus mayores rasgos estilísticos: la naturaleza, el amor y la violencia.
En 1922 hizo parte de una comisión para trazar los límites entre Colombia y Venezuela; ese viaje le sirvió para conocer el maltrato y el olvido de los pueblos y los caucheros, que más adelante plasmaría literariamente.
En 1924 publicó su novela La vorágine, con la que se convirtió en el narrador colombiano más importante del momento. Luego de intentar desenmascarar a una dañina empresa cauchera, y de ser ignorado por el gobierno a raíz de sus denuncias, fue enviado a La Habana y a Nueva York como empleado diplomático. En esta última pasó sus últimos meses de vida, y escribió el manuscrito (ahora desaparecido) de su segunda novela, La mancha negra. Murió en diciembre de 1928 bajo circunstancias aún desconocidas.
