¿No era el despiadado empresario que ella creía o todo su ardor era pura fachada? Christos, abogado matrimonialista, no se detendría ante nada para conseguir heredar la isla de la familia, ni siquiera ante una boda de conveniencia con Alexis, su imperturbable secretaria. Había llegado el momento de ir a Grecia a realizar una convincente actuación en público. Alexis había salido escarmentada de una relación anterior y no quería repetir el mismo error, ni siquiera con Christos, totalmente reacio al compromiso. Pero, al fingir ser la pareja perfecta ante el abuelo de él, la química entre ambos se volvió abrumadora.