Nota de la autora
A la edad de veintiséis años, Kayleigh contactó conmigo y me preguntó si la escucharía y con suerte escribiría su historia. He visto documentación y noticias de periódicos que confirman ciertas incidencias que ella me ha contado y no tengo motivos para no creer en lo que ella me ha confiado. Aquí está su historia.