En este pueblo tranquilo, los vecinos cuidan unos de otros como si se tratara de una gran familia. En una comunidad así es difícil guardar un secreto. Sin embargo, la doctora June Hudson ha conseguido algo portentoso…
Aunque las visitas de su amante secreto, el agente de la Agencia Antidrogas Jim Post, eran tan clandestinas como apasionadas, encajaban con su exigente horario de médico de pueblo, una profesión que requería la capacidad de existir a base de cafeína, bollos de azúcar y nervios de acero.
Pero, ¿cómo iba a competir un amante secreto con un novio del pasado, con alguien de carne y hueso? El antiguo amor de June había vuelto a Grace Valley después de veinte años, y divorciado. June se sentía muy insegura. Así pues, cuando una de las esposas más enamoradas del pueblo le disparó unos perdigones a su marido en el trasero y en el jardín de la casa de la tía de June, Myrna Claypool, aparecieron unos huesos humanos, June casi agradeció la distracción.
Más tarde o más temprano, el amor se abriría paso en Grace Valley. Como siempre.
“Robyn Carr es una gran contadora de historias”
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