Con Agujero interior, su tercer disco, Virus por fin parecía abandonar esa cierta superficialidad para convertirse en la abanderada de la modernidad por sus líricas, sonidos y performances innovadoras en una escena musical enmarcada por la dictadura. Los siguientes discos, Relax y Locura, completarían el camino hasta Superficies de placer, el último con Federico. Esta es la bisagra de la banda y también la del libro, cuando hubo un nuevo comienzo: el de sobreponerse a la ausencia y el de Marcelo Moura como cantante.
Sin sujetarse a la cronología, Virus sigue los antojadizos caminos de la memoria para dar cuenta de la historia del grupo. Un recorrido enmarcado por la lente de uno de sus miembros fundadores; un recorte de los distintos elementos que definieron un estilo y una estética, y de los éxitos y fracasos que hicieron que treinta años después de su debut (el mismo día que Marcelo cumplía veinte años) sigamos pensando cómo poner el cuerpo y el bocho en acción.