En la primera parte queda reflejada su maestría a partir de tres escritos que, a nuestro entender, conforman su particular aporte a la conformación de una epistemología psicosocial. Vista su trayectoria intelectual, no cabe duda de que esa fue su verdadera vocación: sentar las bases, remontándose a los pensadores de la Grecia clásica, de una psicología social de la ciencia y del conocimiento. Lo hizo a su estilo: a regañadientes, de manera dispersa y minimalista. Lástima, porque reunía todas las condiciones (sólido bagaje filosófico, sociológico y psicológico, saludable indiferencia frente a las urgencias del impacto, y tiempo). Pero nunca creyó que tuviera algo que decir a este respecto; por eso guardó un respetuoso silencio, que tanto choca con quienes y escribimos sin tregua con independencia de que se tenga algo que decir. Le sobraban, pues, los motivos para dejarnos un legado algo más sistemático capaz de ofrecer algo de claridad en este camino tan enredado de esquinas y vueltas. A pesar de ello, creemos que los escritos que aquí reeditamos pueden ser considerados como la principal aportación hecha desde la psicología social española a la teoría del conocimiento.
La segunda parte de esta monografía, el Epílogo, intenta descubrir la persona que se esconde detrás del pensador, del profesor, del académico y muestra al amigo incondicional que fue de quienes tuvimos la suerte de ser considerados como tal, al mentor comprometido que se batió el cobre cuando fue preciso, al conversador ocurrente e ingenioso, al personaje, en fin, salido de las entrañas de su tierra manchega. Aunque no están todos los que son, todos los que estamos en el Epílogo disponemos de las suficientes credenciales para ello. Y, más allá de quienes figuran en uno u otro lugar (una mera anécdota), esta monografía es obra de todos los que estamos.
No podemos terminar sin agradecer a la Academia de Psicología de España haber acogido la publicación de esta monografía, y a la Sociedad Científica Española de Psicología Social (SCEPS), a la Universidad Complutense y a la revista Encuentros en Psicología Social la autorización para reeditar los escritos de Jiménez Burillo.