La preinversión es la etapa fundacional del proyecto, y concluye con la estructuración contractual y comienzo de la implementación. Una preinversión con estudios técnico-económicos completos lleva a una mejor ejecución, disminuyendo la probabilidad de sobrecostos y retrasos desmesurados, ya que posibilita contratos mejor diseñados y con menor asimetría de información entre las partes. Los megaproyectos, en virtud de su dimensión y complejidad, requieren plazos muy largos para realizar estudios de preinversión deseables, siendo, muchas veces, superiores a los períodos de gobierno. Los impulsores enfrentan, normalmente, el dilema de la preinversión: realizar estudios completos, que mejoren la probabilidad de una adecuada ejecución, asumiendo el riesgo de bloqueo político por parte de posteriores administraciones, o desarrollar procesos de preinversión muy cortos, que deriven en una rápida contratación, aceptando el riesgo de mayores conflictos y renegociaciones durante la ejecución, y la alta probabilidad de retrasos y sobrecostos de gran porte.