Según la teoría del proceso irónico, el acto de suprimir pensamientos o conductas específicas conduce paradójicamente a un aumento de su prevalencia. Este fenómeno quedó ejemplificado en el conocido desafío del oso blanco: cuando se nos indica que nos abstengamos de mirar a un oso blanco, inevitablemente nos vemos obligados a mirar a un oso blanco.
El uso de afirmaciones, que son expresiones optimistas y de autocomplacencia diseñadas para aumentar la felicidad de los lectores mediante la repetición, puede resultar perjudicial en última instancia. Esto se debe a que las personas con baja autoestima suelen querer confirmación. Cuando expresan repetidamente una frase afirmativa como “Cada día, en todos los sentidos, mejoro cada vez más”, esto contradice su autopercepción negativa.
Posteriormente, los individuos rechazan instintivamente la afirmación debido a su potencial para socavar la coherencia de su identidad personal, un poderoso motivador dentro de nosotros. Esto podría exacerbar su disminuida autoestima, ya que los individuos luchan por reafirmar sus autopercepciones preexistentes en respuesta a los mensajes que reciben.
Múltiples investigaciones han demostrado que las personas con autoestima disminuida, cuando se les pidió que transcribieran repetidamente la afirmación "Soy una persona adorable", experimentaron una disminución en su felicidad general. Al principio no tenían un fuerte sentido de simpatía y cualquier intento de convencerse de lo contrario sólo sirvió para reforzar su perspectiva pesimista.
En resumen, participar en un “pensamiento positivo” exacerbó su estado mental.